“Javier Guerra: El cine como forma de vida”
Una idea y entrevista de María Jesús Chaparro-Egaña (Socióloga)
Entrevista realizada en agosto de 2023 en Banyuls-sur-Mer (Francia).
M: Esta entrevista tiene por objetivo conocer tu rol de cineasta y de formador. También saber lo que te inspira, lo que te provoca, lo que quieres trascender en tus trabajos, y en ese sentido comprender mejor qué hay detrás de tu forma de comunicar y del contenido de tu obra. Se puede observar que en tus obras hay ciertos elementos de manifiesto político y ahí es donde se podría interpretar que tu vida, tus experiencias, tu manera de ver la vida, se van articulando y se entretejen para relevar cuestiones sociales que para ti son importantes, como la clase obrera, la migración, el aislamiento, los temas asociados a la raza, entre otros temas. Me imagino que las obras, tus obras y los temas que a ti te interesa mostrar tienen que ver con o vivencias personales o reflexiones que has tenido durante tu vida. Y ahí quiero comenzar preguntándote cómo empieza tu relación con el cine y qué significa hoy el cine en tu vida.
J: Mi relación con el cine, supongo que al principio como la de todo el mundo, es el recuerdo de cuando iba a la sala de cine, iba con mis padres y hermano al cine Pisa, en Cornellá de Llobregat, ese es el primer contacto. También en aquella época veíamos VHS del videoclub y ya en la adolescencia empecé a interesarme por el cine español, que lo diferencio del hollywoodiense porque no me entusiasmaban mucho las películas de explosiones y superhéroes- nunca me han enganchado. Entonces en el cine español había historias “más de aquí”, más personales, de emociones.
M: ¿Hay alguna película que recuerdes en particular o que te haya suscitado mayor interés en particular?
J: No, de esa época no, seguramente eran películas flojas y que no superarían el paso del tiempo. Veía cine español porque se diferenciaba de la mayor parte del estadounidense que era demasiado “espectacular”. Me interesaban las historias más sencillas.
M: ¿Y ahí qué edad tenías más o menos?
J: Estoy hablando de cuando tenía 15 o 16 años.
M: Y ahí parte tu interés por el cine, ¿no? pero también me has comentado que hubo personas y amigos también que fueron influenciándote en ese gusto por el cine…
J: Sí, empecé a ir a la filmoteca con Rubén y Toni, unos amigos, cuando tenía 20 años. La primera película que vi en la Filmoteca de Catalunya (en Avinguda Sarrià) era una película que acababa de ser estrenada, “Amores Perros”, es decir, una película que no pude ver de estreno y vi ahí.
Seguí yendo con ellos asiduamente, ahí ya veíamos ciclos enteros o cine mudo, que nunca había visto anteriormente Me sorprende, hay personas que tienen esa barrera: contra el cine mudo o cine en blanco y negro… Sólo hay que dejarse llevar, darle una oportunidad y ya está, como decía Scorsese, te entra el virus del cine. También es importante que, siempre al salir de la proyección con Toni y Rubén, íbamos a cenar o de bares, las películas se extendían en todo el recorrido.
M: ¿Y qué recuerdas haber visto en esos primeros meses en la Filmoteca?
Poco a poco vas conociendo directores, en esa época (inicios de los 2000), la Filmoteca no programaba muchas películas de directoras. Uno de los primeros ciclos que me impactó fue uno de Joseph von Stenberg, un ciclo que relacionaban al director con Marlene Dietrich, que habían hecho unas seis películas juntos. Ahí empiezas a fijarte en cosas como la luz, cómo estaba hecha, los movimientos de cámara, elementos que empezaban a sorprenderme y veías que había algo de autor ahí detrás, recuerdo también westerns de John Ford, o las íntimas películas de Yasujiro Ozu. Esto hace ya 20 años por lo menos.
M: Y en esos 20 años de gusto por el cine, ¿en qué se ha transformado el cine en tu vida?
J: El cine, al final, es una manera de “cómo ves la vida”, es decir, el cine atraviesa todo lo que vas viviendo en el día a día, quizás suena extraño pero es así. Vives una situación y probablemente la comparas o relacionas con alguna película que has visto, o por algo que te gustaría hacer…
M: ¿Tienes algunas escenas en particular de estas que me comentas, que quizás tienen que ver con tu vida, o escenas que te hayan emocionado particularmente, y que hoy día recuerdes con especial interés?
J: Muchas. Aunque no tengo buena memoria, entonces no recuerdo todas o muchas se olvidan. La parte buena es que vuelves a ver esas películas al cabo de los años y vuelves a (re)vivir esa experiencia.
Destacaría ‘Los 400 golpes’, del director francés François Truffaut. Con sus películas entré de lleno en el cine francés de la Nouvelle vague, la nueva ola francesa que se inició en 1959, veía de Truffaut, Rohmer, Godard, Rivette…
Pero, particularmente, cuando vi ‘Los 400 golpes’. La infancia en el cine es un tema que me interesa, y este es un gran ejemplo, el final de esta película, cuando Jean-Pierre Léaud se escapa del orfanato y va corriendo en ese increíble travelling que le va siguiendo durante largos minutos, hasta que llega al mar, y se quiere escapar, pero cuando llega al mar, ve que ahí no hay salida. Rebota, va al mar y vuelve atrás y el personaje se acerca a cámara y se queda en primer plano congelado, esta secuencia quizás de las que más marcó. Luego otra que también tengo en mente, es la película ‘Ordet’ del cineasta danés Dreyer, estoy mirando por aquí (una estantería de películas) a ver si la viera para mostrártela, que está seguro, pero ahora no la encuentro. La primera vez que ves esa película y ese final, te quedas sobrecogido, impactado en el asiento porque no lo esperas, y es (como) un milagro, seas o no seas religioso, entras de lleno en lo que puede ser la religión, lo místico y demás, y si entras en la película ocurre un milagro. Me viene a la cabeza alguna película de Rossellini, como ”Alemania año cero”, esa secuencia final es muy dramática, pero bueno, estamos hablando de Rossellini del neorrealismo, que era post Segunda Guerra Mundial, y estaba todo devastado, era un momento muy bajo. Tres ejemplos de cientos.
M: ¿Hay hitos de tu vida que inspiran tu trayectoria cinematográfica, tu creación?
J: Sí, creo que las personas que he conocido a lo largo de mi vida y las relaciones que he tenido, son lo que me ha llevado a ser la persona que soy. Cada persona que he conocido importante en mi vida, al final, me ha inspirado de alguna forma. Por otro lado, a nivel familiar, mi vida ha sido “estable y tranquila”. Luego, a parte, interiormente cada uno tenemos nuestras historias. Pero la respuesta sería: las personas, mucha gente interesante en muchos momentos y eso me ha llevado a distintos puntos, en distintas etapas, y al final acaban también construyendo una parte de tu persona. Y de ahí, en la disciplina que tú ejerzas, sale tu persona, ya sea cine, si haces música, si haces escultura, etc.
M: Hay algunas obras en particular como “Antología de Taillet” o “Génesis de una voz” que se relacionan a tu vida personal. Particularmente en ‘Antología de Taillet’. ¿Qué te hizo pensar que esas historias, esas personas eran, o esas historias relevantes de contar?
J: Cuando haces una película, puedes hacerla por distintos motivos. Hay gente que la hace porque ve que luego puede rentabilizar y sacar dinero de ahí, como un trabajo, casi producción de cadena de montaje, me parece estupendo… Otra manera podría ser verlo como algo más creativo, utilizando el lenguaje cinematográfico para expresar. En los mejores casos puede estar todo a la vez.
En mi caso me apetecía inmortalizar a Matilde y Francisco, su rutina, sus espacios. Taillet es un pueblo que está en el sur de Francia, en los Pirineos, y yo voy ahí desde pequeño, he pasado muchos momentos, con el paso de los años veía ese pueblo como un pequeño refugio en el que me gustaba mucho estar. Tanto a mí, a mi hermano, a mis padres, y quise inmortalizar eso con esta película documental. Tuvo un recorrido de distribución sencillo, pero con el que estoy muy contento, y poder acudir a esa época con Matilde y Francisco es una de las posibilidades que hace posible el cine.
M: Ahora, pensando en tus otras obras ¿Qué temas públicos las inspiran?
J: Hay unos temas que son fundamentales. La conciencia de clase, es importante saber en qué lado estás, sobre todo para defender tus derechos. Yo me considero de clase obrera, y mi pensamiento y mis circunstancias y principios son de clase obrera. Conceptos como la lucha de clases, creo que siguen presentes. Otros valores al mismo nivel son: el antirracismo, feminismo, y los derechos LGTBI (entendiendo a las mujeres trans como mujeres), me parecen temas políticos fundamentales. Esto puede sonar extraño o un poco cuestionable, por mi condición, lo que me toca es la clase obrera, ya que no soy una persona racializada, no pertenezco al colectivo LGTBI, no soy mujer, no obstante para mí son temas muy importantes. Éstos serían temas públicos, que hoy en día son los principales. Y eso se traduce de alguna manera como en un mensaje político, ¿no?
M: ¿Todo eso es política?
J: Claro, sí.
M: Pienso que en algunos cortos se evocan temas que representan una postura política frente a ciertos temas. En “La calle es mía” hay algo de eso, de posicionarse. ¿Hay mensajes políticos en ese sentido en tus trabajos?
J: Claro, hay mensajes políticos conscientes. No me acordaba ahora del cortometraje ‘La calle mía’, que es bastante antiguo, del 2011, es un trabajo de ficción. Este fue 100% político, hace mucho tiempo, pero cuando escribí el guión con mi hermano (Jordi), era antes del 15M (las plazas, los indignados). Lo que se ve ahí es el malestar que teníamos y que se pudo ver poco después en el 15M. ‘La calle mía’ es precursor del 15M y esto se puede comprobar que está escrito antes de que estallaron los movimientos de los indignados en las plazas de Madrid y de Barcelona. Por supuesto que ahí había el malestar de ese momento. Después otros que comentas, en todos yo creo que tienen algo de política seguro, de malestar.
M: Cuando vi ‘Chuletas de cerdo’, evoqué varios temas, pandemia, soledad, migración, la situación de las personas mayores, eso, que ya son grandes temas, ¿no?
J: Claro, en ese contexto, habían muchas personas que estaban así, solas, como mi vecina Lidia, a ella la tenía dos pisos más abajo, y no era algo forzado, porque en esa época conversaba casi a diario con ella, pero de ir tantas veces un día le propuse si le apetecía que bajara con la cámara. Grabamos varias historias que me ha contado de distintos temas, de su infancia, de cuando vio extraterrestres, de sus hijas, de todo un poco Usé un dispositivo de 2m de distancia que era lo que marcaba sanidad en esa época.
M: ¿Cómo crees que interpretan tu cine las personas que han visto tus obras?
J: Al principio sorpresa, hay un tempo, una forma que pueden ser barrera inicial. Cuando alguno de mis trabajos se ha pasado en algún cine o centro cívico la respuesta es buena. Cuando hemos hecho algún cineforum, ha habido respuesta positiva. Tengo dos trabajos en la plataforma Filmin, y ahí es divertido, azaroso e interesante ver las reacciones o interpretaciones.
M: Me gustaría saber cuáles son las emociones que tú quieres transmitir en tus obras.
J: Que hagan pensar y reflexionar sería lo primordial, no sólo por el tema, sino por a veces cómo está construido y cómo lleva a ese tema. Como te he dicho antes, para mí el cine es un lenguaje cinematográfico y tiene muchas herramientas para expresar cosas, sentimientos, emociones, y llevar hasta esa historia que quieres contar. Eso, que hagan reflexionar y pensar y que lo usen para charlar un rato sobre ese tema.
M: ¿Y en qué formato grabas? He podido ver que tienes cosas en video y súper 8.
J: Generalmente grabo en vídeo, ya sea con la cámara o con el teléfono móvil, pero también me gusta mucho el formato súper 8. En 2013, el abuelo de Olga me regaló una pequeña cámara soviética de súper 8, fue ahí cuando empecé a filmar pequeñas piezas. Desde hace 4 años he retomado ese hábito (tan caro) de filmar carretes súper 8 y tengo la intención de seguir.
M: Mencionaste el lenguaje cinematográfico y quería preguntarte, porque ya hablamos sobre tu obra en particular, lo que a ti te gusta expresar y hablamos de cómo crees que interpretan los espectadores tu obra. ¿Con qué directores de cine te sientes o directoras te sientes identificado actualmente?
J: Me alegra que me hagas esa pregunta (ríe). Hay tantos y tantas… Luis Buñuel, Ingmar Bergman, Chantal Akerman, Jaques Tati, Fassbinder… Te podría decir Robert Bresson, si quieres que le vaya dando algún matiz de cada uno o simplemente digo nombres.
M: ¿Puedes dar algún matiz de este último?
J: Robert Bresson es un cineasta francés que me interesa mucho. Él estaría al margen del resto porque trabaja de una manera particular, precisamente, es muy estricto, muy extremista en el lenguaje cinematográfico. De hecho, hay pocos casos como él, por no decirte que no hay. Cómo afronta el trabajo con los actores y actrices, él los trata como modelos, y luego es el cine el que tiene que hacer las emociones y expresar, y a través de todo el lenguaje cinematográfico, que serían los movimientos de cámara, la luz, el color, si es que lo hubiera, distintos elementos, expresar a través del cine, no de los actores o actrices que él mismo les llamaba modelos, simplemente eran como arquetipos y trabajaba de esa manera.
Jacques Tati, sería referente también no sólo como cineasta, sino como la filosofía de vida de su personaje Hulot. Bresson y Tati, a pesar de ser franceses no están incluidos en lo que hablábamos antes en Nouvelle vague. Tati es un cineasta que cuando lo recuerdas al cabo de años, te provoca una sonrisa. De nuevo es cineasta que me interesa su manera de expresar, su forma. Es muy distinto a todo lo que se hacía también en el momento. Y después, el cineasta alemán Fassbinder y su radicalidad temática y estilística. Chris Marker en toda su filmografía también.
Todos éstos trabajan el lenguaje cinematográfico de una manera muy interesante. Una historia puede ser muy buena, pero si no hay algo en la forma o cómo está expresada no me interesa tanto. Puede haber algún documental o reportaje que el tema sea super interesante y me enganche por el discurso, por lo que están contando, pero necesito que haya algo más, porque si no, al final es como un programa de radio, lo puedo escuchar simplemente y hay muchos reportajes que son de ese tipo, de ponerse en un podcast o en radio y hacer el mismo efecto. Siempre me gusta “un poco más”, algún elemento que me emocione o que me despierte, pero no sólo a través de la palabra, sino a través del dispositivo y del lenguaje, o si se dan todos los elementos mejor.
Cineastas mujeres históricamente ha habido menos, porque se les apartaba de los puestos de dirección y mando, pero siempre hay una grieta por donde han pasado grandísimas cineastas. Chantal Akerman sería de las directoras que trabaja mejor la forma en cada película. También me gustan Ida Lupino, Kira Muratova, Sara Gómez, Marguerite Duras y un largo etcétera.
M: ¿Y si tuviéramos que hablar de cineastas de aquí?
Si hablamos de cineastas de España o de Catalunya, habría distintas referencias. Las dos primeras serían José Luis Guerin y Víctor Erice, ambos manejan el lenguaje del cine de manera sobresaliente, y trabajan la poética de las imágenes y los sonidos de una manera que considero fundamental. A Guerin lo descubrí viendo ‘En construcción’ en el cine Méliès por el año 2000, es un cineasta de gran influencia en muchos aspectos y ahora tengo la fortuna de estar trabajando como ayudante de dirección en su último proyecto. Y de Erice me impactó mucho ‘El espíritu de la colmena’ pero en cualquiera de sus trabajos (largos y cortos) se puede aprender y aprender mucho de cine.
Andrés Duque es un cineasta muy atrevido y periférico que valoro mucho. Y también hay cineastas mujeres que me interesan mucho como Virgina García del Pino, Pilar Monsell, María Cañas, Carolina Astudillo, o un seguido de nombres que están apareciendo en los últimos años.
M: ¿Cómo se incorpora el tema del arte, no del cine sino de la pintura? ¿Se vincula con tu cine solo como una inspiración o lo incorporas de otra manera?
J: Si tenemos que hablar de influencias o inspiraciones, la pintura es muy importante, me influye mucho, sobre todo a la hora de mirar, que es la pintura. Ver cuadros, analizar pinturas, ir a museos... Realmente es una fuente muy importante de inspiración y de motivación. El arte también está presente en mi día a día, en exposición, en un libro, hablando, etc.
M: Y ahora hablando de tu propio lenguaje, porque has hablado mucho sobre los elementos que para ti son importantes en una película y que te llaman la atención. ¿Cómo defines tu propio lenguaje cinematográfico? Si lo puedes definir de alguna manera.
J: Lo ideal sería que no tuviera definición y que cada película, según el tema, y según las necesidades, se expresase y ajustase a eso que estás contando. Pero supongo que hay algunos patrones que siempre se repiten cuando haces algún trabajo. ¿Cuáles son mis patrones? Sinceramente no lo sé. A mí me gusta expresarme con metáforas visuales, no soy de grandes artificios y suelo tender a cosas más minimalistas.
M: ¿Cómo incorporas los otros artes a tus obras?
J: Cuando vemos una pintura, detrás de esta, hay una historia. Al final, evidentemente con sus herramientas, hay muchos puntos que se tocan, también hay una luz, hay una escala, puede ser un plano general, puede ser un primer plano, una composición. Hay muchos elementos que al final te los puedes llevar después al cine, aunque no te los lleves literalmente, pero pequeñas inspiraciones sí, la pintura es una frontera y la fotografía también, pero pondría por delante la pintura como un mero observador que la foto incluso. El arte sirve para manifestar emociones, y al final, es como una forma de entender el mundo.
Un concepto que me interesa mucho y creo primordial es el de amateur, me parece fundamental la palabra amateur, las personas nunca deberíamos de perder esa manera de hacer, lo que tenemos de amateur, cuando nos profesionalizamos es todo más aburrido, muy mecánico y para mí deja de tener sentido. Entonces, me gustaría reivindicar el concepto amateur en esta entrevista. He aprendido mucho de esto viendo y leyendo a Jonas Mekas, otro cineasta que antes no he citado, pero que me parece fundamental.
M: Ahora, para conocer un poco tu faceta de formador, porque parte de lo interesante de tu perfil como cineasta, creo yo también, es que hoy día te dedicas al cine y vives de lo que te gusta y parte tiene que ver con la creación, pero también con la gestión cultural y con la formación. Y en ese sentido, en la faceta de formador o de profesor, ¿qué desafíos crees que tienen los cineastas jóvenes o que quieren ser cineastas?
J: Me dedico al cine porque lo toco desde muchos puntos distintos, he dirigido, he editado, he escrito, programo sesiones con ‘Cultura Film (revista filmada)’ y un casal de barrio, trabajo en asuntos temas de producción y distribución, cada cierto tiempo soy proyeccionista en un cine cooperativa de Barcelona, y doy clases… Casi un poco de activista.
Y volviendo a la segunda parte de tu pregunta, es importante desaprender muchas cosas que enseñan en las escuelas de cine, algo anticuadas en cuanto a jerarquías hollywoodienses. La mayoría de estudiantes cuando abrían la puerta y salían de la escuela al mundo laboral, encontraban otra realidad del “mundo del cine” (hay muchas realidades).
Es interesante estudiar cine, ni muy joven ni muy mayor, porque luego no te da tanto tiempo hacer cosas, pero tienes que tener muy claro lo que quieres hacer, porque luego hay muy pocos espacios dentro de lo que es el cine, entonces te vas a encontrar con muchos impedimentos. Hay gente con muchas ideas brillantes que no las llevan a cabo porque “ahí afuera” hay muchos impedimentos, pero siempre puedes ajustarte a proyectos más reales e intentar hacerlos. Si tú quieres hacer algo, hazlo, da igual los medios que tengas, lo adaptas a lo que tienes, pero no dejes de hacer, no dejes de hacer algo por no tener todos los recursos.
M: ¿Y ahí qué habilidades crees que están involucradas en ese proceso, para poder sortear este desafío que dices tú de desaprenderte de alguna manera lo que te enseñan y gestionar su propio recurso?
J: Cada cual lo que tenga en su cabeza, si por ejemplo todo el mundo quiere ser Pedro Almodóvar o todo el mundo quiere ser Quentin Tarantino, no va a poder ser eso, porque eso es un cine de mucho presupuesto, está ahí arriba a nivel industria, suele ser lo que más llega a l@s estudiantes, pero todo el mundo no va a poder hacer eso, entonces si te gusta el cine pues adáptalo o adáptate a la situación que estés más cómodo, pero que sea realista, si ves que ya hay un tope y por ahí no vas a poder pasar, deja esto y pasa a otra cosa. Adaptarse a una situación que tú mismo te tienes que construir, siempre hay alguna grieta por la que puedes entrar y puedes hacer cosas con las que estés a gusto, obviamente tampoco hacer cosas que no te gustan por hacer solo, tiene que haber unos principios y esos los llevas a donde tú quieras.
M: ¿Qué crees que le hace falta o qué crees que hace falta para que haya más interés por las artes visuales en los jóvenes?
J: Si tuviera esa respuesta sería perfecto porque podría hacer un negocio de eso (ríe), pero es muy complicado, estamos en un momento que ha habido muchos cambios rápidos en breve tiempo de historia, tecnológicamente se está avanzando mucho. Los jóvenes y las jóvenes tienen otros tiempos de ritmos y han entrado de lleno las pantallas de todos los tamaños en nuestro día a día, internet es fundamental en todo esto. Creo que el cine tradicional, en sala compartida y pantalla grande, en una sala a oscuras, con la clásica duración (90 min, 100 min, 120 min) sigue teniendo cabida, esto puede ser perfectamente compatible, al final es un tema educacional, ya desde la escuela o desde las famílias, de saber compaginar esas dos maneras, evidentemente con los nuevos soportes (móviles, portátiles, tablets) hay otro tempos, otros ritmos, pero se puede compaginar ver reels, twitch o tik-tok y tener la otra parte de poder disfrutar 90 minutos en una sala oscura de un cine, pienso que la experiencia en una sala con más gente es muy especial, y por mucho que haya tecnología, sigue siendo así, hay que encontrar ese equilibrio.
M: Hay otro tema que me parece interesante y que es tu faceta como gestor cultural. En esta faceta, tienes un proyecto de revista filmada, hace muchos años ya, y desde ahí potencias de alguna manera la creación, abres espacios. Estoy pensando en la pregunta que te acabo de hacer, al final cómo enfrentar esta falta de interés también puede ser generando más espacio para que personas, ya sean jóvenes, adultos, lo que sea, puedan seguir creando, como en la revista filmada, ¿Qué opinas de eso? Porque la revista abre espacios para que personas que crean, y eso tú me lo has dicho, que crean que tienen algo que contar y que pueden ser amateurs en el tema, tengan un espacio de mostrar sus creaciones.
J: Gestor cultural me parece muy amplio. Sería un gestor cultural de barrio, más de base, de hecho con otro grupo de compañeras,en el barrio Vallcarca, en el casal de barrio, hacemos gestión cultural, pero a una escala más de batalla, por decirlo así, y en el 95% de los casos es todo voluntario. Algo que hacemos por convicción, por guerrilla, como quieras llamarlo. Llevamos dos años y medio, tres personas están contratadas por el ayuntamiento y el resto es autogestionado por los vecinos y las vecinas, entonces se formaron distintas comisiones.
‘Gestión cultural” también es el proyecto ‘Cultura Film (revista filmada)’ que nace en enero de 2015 (la idea viene de finales de 2014), que es un proyecto que desarrollé con Olga Ponoko pero que no agotamos todas las posibilidades que tenía, era bastante ambicioso en muchos sentidos, tenía tres apartados: dos virtuales, los números que subíamos a una plataforma y participaban dos o tres autor@s, las entre(vistas) a gente de la cultura (cine, arte y política) pero en su mayoría fueron a cineastas, eran entrevistas sin prisas, dando tiempo a la palabra, y la tercera parte era presencial; donde proponíamos una temática y las personas enviaban sus piezas (amateurs o profesionalizadas) y las proyectábamos en pantalla grande, en una pantalla de cine. Por lo que la revista filmada la podía ver cada un@ en su iPad, en su móvil o en el ordenador, pero hacíamos la parte presencial donde nos reunimos en torno a una sala de cine. Estuvimos las primeras ediciones en el CCCB, en Cineteca Madrid, dos veces en Zumzeig, Cinetika que es un cine ocupado y también hemos pasado por Ciudad de México.
Es importante decir que con este proyecto no ganábamos dinero, nunca pedimos ni subvenciones ni ayudas. Realmente lo hacíamos por activismo.
Esto, ligándolo a todo lo que me decías antes de l@s jóvenes… Al final es dar un espacio, generar lugares alternativos para proyectar trabajos que no han tenido salida o que no se han movido por ningún sitio. Hay que generar una red underground de distribución. En muchas ocasiones la gente filmamos cosas y no salen del cajón (disco duro), el “maravilloso” no tiene cabida para la inmensa cantidad de cosas que se filman y se graban.
A día de hoy sigo organizando anualmente una proyección temática, la última fue ‘filmar sobre el amor’ y participó mucha gente joven, la mayoría chicas. La próxima será la décima muestra ya.
M: ¿Piensas proyectar ‘Cultura Film (revista filmada)’ con alguna línea de trabajo nueva, o con estas sesiones de convocatorias, digamos, de vídeos y temas?
J: No, de momento no, aunque es un proyecto con el que aún tengo inquietud y curiosidad por él. No sé en qué forma deparará la revista filmada.
Bueno Javi, gracias por tu tiempo y confianza.
Entrevista realizada a raíz del estreno en cines del largometraje documental ‘Antología de Taillet’.



